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miércoles, 25 de mayo de 2011

Nuestra patria en sus luchas: Ayer y hoy


Trabajadores haciendo patria hoy.

Himno Nacional Original

Letra: Vicente López y Planes
Música: Blas Parera
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
 
 ¡Oíd, mortales!, el grito sagrado
libertad, libertad, libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas
ved el trono a la noble igualdad.

Se levanta a la faz de la Tierra
una nueva y gloriosa Nación
coronada su sien de laureles
y a sus plantas rendido un león.

 Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
la grandeza se anida en sus pechos
a su marcha todo hacen temblar.

Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovando a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor.

 Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

Pero sierras y muros se sienten
retumbar con horrible fragor
todo el país se conturba por gritos
de venganza, de guerra y furor.

En los fieros tiranos la envidia
escupió su pestífera hiel.
Su estandarte sangriento levantan
provocando a la lid más cruel.

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

 ¿No los veis sobre Méjico y Quito
arrojarse con saña tenaz,
y cuál lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?

¿No los veis sobre el triste Caracas
luto y llantos y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

A vosotros se atreve, argentinos
el orgullo del vil invasor.
Vuestros campos ya pisa contando
tantas glorias hollar vencedor.

Mas los bravos que unidos juraron
su feliz libertad sostener,
a estos tigres sedientos de sangre
fuertes pechos sabrán oponer.

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

El valiente argentino a las armas
corre ardiendo con brío y valor,
el clarín de la guerra, cual trueno,
en los campos del Sud resonó.

Buenos Aires se pone a la frente
de los pueblos de la ínclita Unión,
y con brazos robustos desgarran
al ibérico altivo león.

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

San José, San Lorenzo, Suipacha.
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
la colonia y las mismas murallas
del tirano en la Banda Oriental,

son letreros eternos que dicen:
aquí el brazo argentino triunfó,
aquí el fiero opresor de la Patria
su cerviz orgullosa dobló.

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

La victoria al guerrero argentino
con sus alas brillantes cubrió,
y azorado a su vista el tirano
con infamia a la fuga se dio;

sus banderas, sus armas se rinden
por trofeos a la Libertad,
y sobre alas de gloria alza el Pueblo
trono digno a su gran Majestad.

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.

Desde un polo hasta el otro resuena
de la fama el sonoro clarín,
y de América el nombre enseñando
les repite: ¡Mortales, oíd!

Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al gran Pueblo Argentino, salud!
Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos,
o juremos con gloria morir.
Aclaraciones
El 6 de Marzo de 1813, la Asamblea General Constituyente comisionó al diputado Vicente López y Planes, para redactar el texto de la que sería la única marcha nacional, aprobada como tal por ese Cuerpo Soberano el 11 de Mayo de 1813.
El Himno canta en sus estrofas la guerra emancipadora y las glorias del pueblo que conquistó la libertad a costa de grandes sacrificios.
La primera partitura que acompañó el poema fue compuesta por Blas Parera, y la tradición indica que fue cantado por primera vez en los salones de doña María Sánchez de Thompson y Mendeville, dama patricia de significativa actuación en esa etapa de nuestra independencia.
La versión actual donde son cantadas sólo las primeras y últimas cuartetas del extenso poema, fue decretada por el Poder Ejecutivo a cardo del General Julio Argentino Roca, el 30 de Marzo de 1900, al considerar que el mismo contenía algunas estrofas en su versión original que podían "ofender" al gobierno español. 


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